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Cobro extra molesta a nicas en Costa Rica

Cobro extra molesta a nicas en Costa Rica


(END) -Susana Acevedo es una trabajadora inmigrante que prepara el viaje a Chichigalpa para visitar a sus hijos, como todos los años, y a ella le parece “una explotación” el cobro de los US$5.

“La vida en Costa Rica no está fácil, los migrantes pagamos casa, luz, agua, comida. No nos queda nada del salario que ganamos, y que todavía nos cobren un impuesto más no es justo".

“Es una explotación al migrante. Suficiente con lo que nos cobran en Migración y en la misma Embajada. Ahora tenemos que pagar tributo a Hacienda”, agrega Susana Acevedo.

“Es una barbaridad que hasta los niños y ancianos paguen. Yo pago US$100 de pasaje de ida y de regreso hasta Chinandega, US$33 de visa, más boleto de US$25 obligatorios como comprobante del regreso, porque como en Migración no me han renovado mi permiso de trabajo, tengo que viajar con visa de turista. La renovación debe ser en tres meses, pero a mí me la han tardado casi un año”, se quejó esta empleada doméstica.

Resignada

Carmen Valverde también labora en servicio doméstico, y todos los años viaja a El Sauce, en León, para pasar la Navidad y el Año Nuevo junto a sus familiares. “Lo poco que un migrante gana es como doméstica, peón o guarda de seguridad. La vida está muy cara. Pero qué le vamos a hacer, uno como extranjero está sujeto a las leyes este país”, observó.

Para Carlos Mejía, quien tiene 17 años de residir en Costa Rica y trabaja en construcción, este impuesto “viene a sangran más los bolsillos de los migrantes. Nos cobran por todo. Por los trámites migratorios, por renovar cédulas, hasta por las llamadas a Migración para ver si ya están las renovaciones o las resoluciones a los permisos de trabajo, aquí pagamos impuestos y el seguro”, aseveró.

La activista promigrante Quxabel Cárdenas, de Enlaces Nicaragüenses, opina que el impuesto anunciado es un golpe más al bolsillo de los migrantes.

“El anuncio nos llena de tristeza, al pensar en los miles de compatriotas que tienen que viajar en esta época. Pareciera que los gobiernos han hallado una forma fácil de recaudar el impuesto que no pagan las grandes empresas, a costa de los inmigrantes”, se lamentó Cárdenas.

Los nicas residentes en Costa Rica se quejaron del impuesto de US$5 por salir vía terrestre de ese país, anunciado el pasado miércoles por el Ministerio de Hacienda costarricense.

El cobro empezará a regir desde el próximo lunes, 2 de diciembre, lo que ha provocado el descontento de miles de nicaragüenses que para esta época preparan maletas para pasar las fiestas de Navidad y de Año Nuevo junto a sus familiares en Nicaragua.


Desconocen nuevo impuesto tico

Nicaragüenses de diversas partes del país que llegaron en búsqueda de los servicios migratorios en la sede consular de Costa Rica en Rivas, aseguraron desconocer el cobro de US$5 que las autoridades de Migración realizarán a todos los que salgan de ese país a partir del próximo 2 de diciembre, constató El Nuevo Diario en un recorrido por el sitio.

Delfa Delgado Darce, quien llegó desde Managua al consulado tico en Rivas a sellar su pasaporte, señaló que para su viaje a Costa Rica solo tiene presupuestados US$200, y que ahí no está contemplado el pago de US$5 cuando salga de ese país.

Vanessa Córdoba, de Nueva Segovia; Ángela Cortez, de San Rafael del Sur, y Roberto Sobalvarro, de Boaco, también recibieron la noticia como balde de agua helada, y coincidieron en que no contaban con tener que incrementar sus presupuestos.



Agotan boletos de buses

Leyla Jarquín

La empresa de transporte terrestre entre Nicaragua y Costa Rica, Tica Bus, ya vendió el 90% de los asientos de la flota de buses que saldrá diario de San José a Managua, del 10 al 30 de diciembre, un flujo de viajeros que no bajará su ritmo pese a que no existe un consulado costarricense en Managua.

Danilo Montero Bermúdez, administrador de Tica Bus, señaló que lo normal es que diario salgan tres unidades de la capital costarricense hacia la capital nicaragüense, a las 6:00 a.m., 7:30 a.m. y 12:30 p.m., pero que en dicho período aumentan a 11 unidades diario. “Eso significa un incremento de 400 pasajeros diario”, afirmó.

Detalló que del total de pasajeros, el 60% son nicaragüenses que trabajan en Costa Rica y que vienen a pasar vacaciones a su país de origen; el restante 40% se trata de turistas costarricenses o de otros países que vienen atraídos por las bellezas naturales, y lo barato de hacer turismo en Nicaragua.

Montero Bermúdez aseguró que ya tienen vendidos todos los asientos de los buses que vendrán entre el 10 y el 27 de diciembre, es decir, que solo hay cupo para los buses que vendrán el 28, el 29 y el 30.

Dijo que el cobro de US$5 a los pasajeros no afectará, porque ya compraron sus boletos, aunque sea una medida nueva tienen que ajustarse a ella”, apuntó.




El viaje más peligroso, La vida de los centroamericanos en México

El viaje más peligroso, La vida de los centroamericanos en México

La vida de los centroamericanos en México. El drama humano del migrante centroamericano que se expone a todo tipo de peligros en México para tratar de llegar a Estados Unidos es expuesto en un libro que muestra cómo sufren una crueldad que no se explica. 







 


 


El drama humano del migrante centroamericano que se expone a todo tipo de peligros en México para tratar de llegar a Estados Unidos en busca de una vida mejor marcó para siempre a Alejandro Hernández. 

“La experiencia del migrante la llevo profundamente adentro”, comentó el autor de Amarás a Dios sobre todas las cosas, una novela enfocada en esos migrantes. 

Hernández sabía de las penurias que pasaban los migrantes, pero no estaba preparado para lo que encontró cuando decidió investigar de cerca el tema. Los migrantes, dijo, “sufren una crueldad absurda, inútil, estéril, infinita, que uno no se explica”. 

El escritor estudió el tema muchos años e incluso acompañó varias veces a grupos de migrantes en sus recorridos por México. Lo que más le llamó la atención fueron las contradicciones asociadas con la experiencia del migrante. 

“Encontré muchas paradojas. Una es que por amor se abandona a los hijos”, declaró Hernández a la Associated Press. “La lógica dice que por amor nadie abandona a sus hijos, pero la necesidad es tan extrema que se invierte esa lógica y por amor hay que abandonarlos”. 

“Otras es que por no tener nada, tienen que abandonarlo todo. Para no morir, van a morir a otra parte”, acotó. “Lo que a mí más me impresionó, más me conmocionó, fue encontrar estas paradojas de la vida que uno supone que no pueden existir”. 

Hernández se adentró en la ruta mortal, plagada de asaltantes, autoridades abusivas y condiciones climáticas extremas, que emprenden salvadoreños, guatemaltecos y hondureños rumbo a la frontera de Estados Unidos, un recorrido al que muchos no sobreviven. 

“Yo viajé por supuesto en el tren más de una vez, caminé a media noche los caminos de extravío junto a los migrantes”, dijo Hernández. 

“Cuando me acerqué a los migrantes y a sus testimonios, a la forma en la que recorrían su trayectoria, no salí ileso, salí herido, tan herido que no me pude mover de ahí (el dolor) durante mucho tiempo y después tuve la necesidad de escribirlo”. 

El autor se acercó por primera vez a los migrantes centroamericanos cuando decidió colaborar con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para redactar el primer informe sobre secuestros de migrantes en territorio mexicano. Su propósito, dice, no era escribir una novela sino trabajar con ellos en Chiapas, en el sureste del país. 

Reveló que intentó escribir algo al año de tener esta experiencia, “pero la literatura me bateó, me dijo: ‘todavía no, regresa al campo y luego platicamos’. De manera que sólo después de 5 años me pude sentar a escribir esta novela”, expresó. 

En su viaje por México los migrantes son asechados por “polleros” que buscan sacar provecho transportándolos como si fueran mercancía, ladrones y más recientemente por secuestradores, que buscan lucrar con su tránsito apelando a secuestros extorsivos. A eso se suman las violaciones que sufren muchas mujeres, la discriminación, los abusos al ser detenidos y las condiciones deplorables en las que suelen viajar por días, sin cobijo, alimentos o acceso a instalaciones higiénicas, sobre trenes y camiones de carga, donde corren el riesgo de morir asfixiados. 

En su estudio del 2010 “Víctimas invisibles, migrantes en movimiento en México”, Amnistía Internacional dijo que la ruta de los migrantes centroamericanos por el país era uno de los viajes más peligrosos del mundo, que se cobra muchas víctimas. 

“Es una cuota muy alta. Muchos, muchos se van quedando” en el camino, dijo Hernández, nacido en Saltillo, México. “No hay una estadística al respecto. En la franja fronteriza de México con Estados Unidos sí se cuenta el número de muertos. Pero en México es mucho más incierto, no hay datos”. 

En 2012 el Colegio de la Frontera del Norte, en Tijuana, y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA por sus siglas en inglés) publicaron un reporte en el cual señalaban que aproximadamente 20.000 inmigrantes, mayoritariamente centroamericanos, son secuestrados anualmente en su recorrido por México. 

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, por su parte, afirma que cada año alrededor de 150.000 migrantes cruzan México para llegar a Estados Unidos. 

Madres de migrantes desaparecidos que buscan a sus hijos y han realizado una caravana llamada “Liberando la esperanza” calculan que entre 2006 y 2012 unos 70.000 migrantes centroamericanos desaparecieron en México. 

Ha habido incluso casos sonados como el de agosto de 2010, en que fueron hallados los cuerpos de 72 migrantes enterrados en fosas clandestinas en San Fernando, Tamaulipas. En abril de 2011, otros 193 cuerpos aparecieron en fosas de la misma población en el norte del país. 

En Amarás a Dios sobre todas las cosas, publicada por Tusquets Editores, Hernández presenta a la familia hondureña Milla Funes. Todos sus miembros trabajan en fábricas, talleres o haciendo cuanto encargo les pidan los vecinos “en horarios que volaban desde el amanecer hasta pasada la media noche”, dice la novela, pero sin poder quitarse el hambre y la incertidumbre de encima. 

“Es una familia promedio que se convierte en familia de migrantes, que lo hace por necesidad, que sigue sus vidas más allá de la distancia”, dijo Hernández. “Hay muchas familias así en Centroamérica. Ya existen tres generaciones de migrantes. La primera es incipiente, la segunda ya es más poblada y la tercera es abundantísima”. 

Walter, su protagonista, emprende por primera vez el viaje siendo adolescente y en el camino encuentra abusos, hambre y dificultades que nada tienen que ver con la imagen triunfal de bonanza y éxito que proyectan los que lograron cruzar la frontera. 

Los pocos momentos de consuelo que encuentran los migrantes del libro llegan en los albergues de religiosos y otras personas de buena voluntad que les abren la puerta sin cuestionarlos convirtiéndose en “oasis”, en palabras de Hernández, donde no sólo alimentan el cuerpo. 

“Les dan fuerza para mucho más. A mí me decían los migrantes que cuando llegan a esas casas recuperan la sensación de ser personas, lo que se pierde fácilmente porque primero ellos se saben clandestinos, entonces ellos mismos se minimizan, quisieran desparecer, ser nadie, y después sienten que todos aquellos con los que llegan a tener trato los ven desde arriba”, dijo el autor. 

Hernández, quien afirma no ser religioso, explica que el título Amarás a Dios sobre todas las cosas puede prestarse a varias lecturas. “Una primera interpretación es que Dios sostiene al migrante para seguir caminando. Otra es que a pesar de la existencia de Dios alguien puede sufrir tanto”, manifestó. 

Periodista de profesión, Hernández decidió plasmar su experiencia en una novela porque podía incluir detalles que ni los informes oficiales, ni las notas periodísticas le permitirían. 

“En tiempos difíciles como los que estamos viviendo ahora, en los que se impone la violencia y la impunidad, creo que la literatura tiene que adquirir un carácter documental... para dar testimonio hoy, para ver si algo se puede cambiar y, eventualmente, para que en el futuro se sepa con toda claridad que nuestro tiempo sí estuvo manchado de la sangre de mucha gente inocente que sólo quería trabajar y que salió de su casa por amor y que encontró odio irracional e inútil en quien le hizo daño”. 

La novela se publica en medio del debate migratorio en el Congreso de Estados Unidos, impulsado por el presidente Barack Obama, que por un lado busca regularizar la situación de los cerca de 12 millones de inmigrantes que se encuentran ilegalmente en ese país y por el otro plantea un presupuesto de 3.000 millones de dólares para aumentar la seguridad en la frontera, 1.500 millones para colocar muros y fondos para contratar a miles de agentes fronterizos, lo que aumentaría los riesgos para los migrantes que intentan entrar de forma ilegal a Estados Unidos. 

Para Hernández la mejor opción no estaría en la seguridad sino en otorgar permisos de trabajo temporales. 

“Bajaría muchísimo el dolor y el sufrimiento migrante”, dijo. “El hecho de que esté tan restringido todo hace que los migrantes emprendan estos caminos en las sombras y en las sombras se multiplican los abusos y los delitos en contra de ellos, hay que sacarlos a la luz en lugar de que estén en la agenda de la seguridad nacional mejor que estén en la agenda laboral en la agenda de la productividad, de la economía, ahí es donde debe estar el tema migratorio”.