Según la narración, la noche del 12 noviembre la madre de Milagros, Jenny Adriana Hurtado, de 28 años, ingresó al centro asistencial con apenas 27 semanas de gestación y procedente de una región rural de Chocó.
"Entonces los médicos y el ginecólogo hicieron todo lo posible para que no se le saliera la bebé, pero ante el inminente parto hubo que hacerle un procedimiento de cesárea y la niña salió con bastante dificultad respiratoria por la falta de madurez pulmonar" , explicó el facultativo. Pese a los esfuerzos médicos, la pequeña fue reportada oficialmente como fallecida a las 3.20 horas del miércoles por dificultades respiratorias severas.
Había vivido sólo 35 minutos, según el acta de defunción que alcanzó a ser elaborada por los facultativos.
El "cuerpo sin vida" , según Vieira, fue dejado hasta las seis de la mañana en la sala de partos donde fue atendida. A esa hora fue llevado a la morgue de la clínica e instalado en una pequeña caja.
"A la 13.30 horas de la tarde del miércoles llegaron los familiares a reclamar el cuerpecito. El encargado de entregar el cadáver observó que la niña tuvo un movimiento, abrió los ojos y empezó a llorar", relató Vieira, quien agregó que de inmediato la bebé fue ingresada en una incubadora. Pesaba entonces sólo 880 gramos.
Horas después, y ante la poca capacidad del hospital San Francisco de Asís para atender este tipo de complejos cuadros clínicos, se optó por trasladar a Bogotá a la pequeña Milagros.
En compañía de su tía Reyes Hinestroza, la neonata fue internada al mediodía del jueves a la Clínica Santa Teresita del Niño Jesús, ubicada en el occidente de la capital colombiana. La madre de Milagros sigue hospitalizada en Quibdó por su frágil estado de salud.
"Milagros está en este momento en pediatría" , dijo por teléfono Hinestroza. "Está estable" . Vieira observó que "esto un milagro, porque para un recién nacido estar prácticamente a la intemperie más de 10 horas en una morgue, sin ningún cuidado, es un milagro por donde usted lo vea".
El padre de Milagros, según Vieira, es un agricultor y también se dedica a la pesca, que es una de las pocas fuentes de trabajo en Chocó, uno de los departamentos más pobres y olvidados de Colombia.
La familia de Milagros “es gente muy humilde” , comentó el profesional de la salud. “Esa pobre mujer (Jenny Adriana Hurtado) llegó aquí sólo con la ropa que tenía puesta. Qué bueno que alguien al leer la noticia le ayudará” .
Ahora Milagros, en concepto de Vieira, deberá permanecer mínimo dos meses en una incubadora y, aunque advirtió que está estable, recibir un tratamiento adecuado para que sus pulmones consigan la normalidad.
Monseñor Gustavo Girón, obispo de la Diócesis del puerto de Tumacó, en el Pacífico colombiano y a unos 600 kilómetros al suroeste de Bogotá, calificó la noticia de Milagros como “muy buena y alegre” .
“A pesar de que la ciencia ha avanzado mucho, uno no sabe los comportamientos de los seres humanos en su totalidad... El cuerpo humano siempre será un misterio”, agregó el prelado vía telefónica.
Girón observó, no obstante, que “si hay algún milagro habría que mirar si alguna persona estuvo orando, si alguna persona estuvo haciendo sacrificio... y Dios los escuchó”.