Artesanos se apuran para ganar con La Purísima



END -El ruido la vieja máquina de coser Ideal a pedal es como una tonada sin fin que resuena en la casa de doña Juliana López. No puede parar. Estos días son de los pocos del año en los que tiene la oportunidad de obtener buenas ganancias. Así ha sido durante los 58 años que lleva dedicándose a elaborar piezas con palma, tradición que le fue heredada por su progenitora, pero que ahora realiza con el apoyo de su sobrina y de una vecina del indígena barrio Monimbó, en Masaya.

En el interior de su hogar, doña Juliana López tiene una exposición variada de los productos que ofrece a sus clientes: canastas de diferentes estilos y tamaños; viseras, indios, sombreros, en fin, todo lo que el cliente pida. Sostiene que esta es una de las mejores temporadas.

El ajetreo que se vive en la casa de doña Juliana se repite en muchas casas del barrio Monimbó, donde los artesanos de palma trabajan contrarreloj para cumplir con los encargos. Confirman que es una oportunidad única durante el año, y por eso redoblan esfuerzos con tal de aprovechar el incremento de la demanda de los productos tradicionales para la Novena y la Purísima.

Reconocen que trabajan según los encargos. “No tengo contabilidad, vendo y sé que gano, de ahí como, puedo comprar mi ropa, sé que a lo que hago le gano, pero no llevo control”, confiesa doña Juliana.

Venta segura

De acuerdo con la artesana, “en la semana las ventas andan cerca de las 15 docenas (de productos), eso va en dependencia de lo que se trabaja”. Dice que aunque la ganancia es poca, les alcanza para adquirir materia prima, pagar los servicios y quedar “en ceros”.

Mientras que doña Ángela Rosa López Téllez, también artesana del barrio Monimbó, quien tejía un sombrero, afirmó que ha entrado “en lleno a elaborar los productos para la celebración de La Purísima” porque “ahorita debemos trabajar mucho… Después esto queda ralo”.

En la vivienda de Ángela Rosa se elaboran también sombreritos, escobillas, bolsitos de “azulón” y caritas, que se distribuyen en el mercado municipal “Ernesto Fernández”, de Masaya.

Cabe destacar que las artesanas del barrio histórico de Monimbó trabajan de manera individual, no existe una asociación que las aglutine, por lo que temen que el mercado en serio termine “asfixiando” sus productos.



Los precios

C$60 docena de canastas, según estilo
C$130 docena de viseras
C$170 la gruesa de indios 144 unidades


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